Los frailes también necesitamos vacaciones, ¡Somos humanos!
PÍO GARCÍA | LEÓN NOTICIAS | 15 agosto 2020
Pedro Merino, prior del monasterio de Yuso, en San Millán de la Cogolla (La Rioja), atiende al periodista desde la portería del convento, Patrimonio de la Humanidad desde 1997. Fray Pedro se excusa por el bullicio y busca un despacho más tranquilo para hablar. A través del teléfono se escuchan retazos de conversaciones y murmullos apresurados. Los turistas van llegando en tropel, intrigados, deseosos de conocer el solemne lugar en el que un monje anónimo escribió los primeros renglones de un castellano balbuciente. Ese mismo códice guarda también el primer testimonio escrito del euskera. Aunque ambas frases iniciáticas se encuentran plasmadas en una placa de mármol a la entrada de Yuso, su secreto se esconde en realidad unos metros más arriba, en la ladera de la montaña, entre los arcos mozárabes del pequeño monasterio de Suso.
– ¿Un fraile también tiene vacaciones?
– Esa palabra, vacaciones, es muy sugerente, muy atractiva… Nosotros también necesitamos vacaciones. ¡Somos humanos! Con buen criterio, nuestros superiores garantizan ya que el religioso disponga de un tiempo libre para descansar de su actividad cotidiana. Nosotros tenemos incluso derecho a un mes de vacaciones…, otra cosa es que no nos tomemos todo el tiempo. Es un mes para ir con la familia, para cambiar la residencia, para ir a otros sitios…
– ¿Y cuándo le llega a usted el turno de las vacaciones?
– En verano no, por razones obvias. Yo procuro aprovechar momentos más relajados, cuando mi ausencia no genere muchos problemas. Y lo mismo sucede con los demás religiosos.
– ¿Les molesta el turismo?
– No; no nos molesta. Tenemos muy asumido que nuestra presencia aquí tiene un sentido. Lo entendemos como un compromiso que debemos afrontar. Es una carga que llevamos adelante con gusto.
– ¿Pero echan de menos tener más tiempo de reflexión o de estudio?
– Hombre, durante medio año tenemos más tiempo para eso. Para mí, por ejemplo, el tiempo de confinamiento ha resultado enormemente productivo, porque lo he podido dedicar a redactar, a organizar, a reflexionar… Tareas que son muy importantes y para las que a veces no tienes el tiempo o el sosiego necesarios.
Lealtad al visitante
– ¿Temen que los turistas puedan llevar el virus al monasterio, con una comunidad de monjes bastante envejecida?
– Hemos tenido la suerte o la prudencia de no tener problemas con el coronavirus durante el confinamiento. Abrir de nuevo al turismo es un gesto de lealtad al visitante. Haremos todo lo posible para evitar los contagios (con los alcoholes, reduciendo los grupos…). Además, no todos los religiosos tienen contacto con los turistas. Nos preocupan nuestros guías, la gente que trabaja aquí… Esperamos que, llevando las cosas con seriedad, evitemos problemas.
– ¿Comprenden los visitantes la importancia del monasterio?
– Yo creo que sí. La gente valora la relevancia cultural, religiosa y artística de los monasterios de San Millán, tanto de Yuso como de Suso.
– Usted nació en Villar de Torre, apenas a siete kilómetros del monasterio. ¿Aprovecha los ratos muertos para escaparse al pueblo?
– Le voy a decir la verdad. Durante mucho tiempo, mi residencia habitual estaba en Salamanca, y entonces disfrutaba mucho más del pueblo y de mi familia. Precisamente porque aprovechaba el mes de vacaciones para residir en mi pueblo y convivir con mis hermanos. Desde que estoy aquí (año 2011), esto ha cambiado… y no para mejor. Al estar tan cerca, no le veo sentido a pasar las vacaciones en mi pueblo, así que acabo yendo solo tres días al año. No me quedo ni a dormir.